9/20/2013

Johanna:Capítulo 12.

Primer día en la Arena


Estoy completamente segura de que me han visto, pero en vez de venir en mi dirección, los cinco profesionales recogen armas, mochilas y alguna que otra cosa para seguir la corriente del río. Intento contar los cuerpos, pero no los distingo demasiado bien ya que algunos están encima de otros, y no quiero mirar durante mucho rato. Cuando todo el campo de batalla queda despejado, un aerodeslizador para encima de la plataforma de madera para llevarse a los tributos muertos. Pienso en Wood, y me levanto para subir la montaña. Wood me salvó la vida. Mato a Leonnora para que pudiese escapar. Me protegió, y ahora él ya no está. Camino observando el paisaje. La lluvia ha parado, pero la niebla sigue presente. Recuerdo a Vibia, hace menos de un par de horas diciéndome que iba a ser un sitio húmedo y frío. No se equivocaba. Hacía frío, pero yo aún no lo sentía ya que la temperatura de mi cuerpo era elevada debido al esfuerzo. Levanté a vista para ver la pendiente. No creo que muchos tributos se hayan decantado por subir la montaña. Los cañonazos hacen que vuelva a la realidad. Empiezo a contar. Nueve cañonazos, así que, de momento han muerto nueve. Quedamos quince.
Tengo que buscar refugio para esta noche. Si duermo sin un refugio, sería demasiado fácil matarme, y no soy tan tonta como para quedarme sin protección con catorce personas intentando matarme. Me doy cuenta de que tengo una bolsa. Es pequeña, con una cremallera en un lateral. La abro, deseando que sea comida, pero para mi sorpresa, solo contiene una cosa. Un gran plástico cuadrado de color azul. ¿Para que puede servirme esto?
Ando hasta la cima de la montaña, y allí, en la parte más elevada, solo diviso montañas y más montañas. Por el lado opuesto por el que subí, hay un barranco, y está demasiado alto para que me arriesge a bajarlo sin cuerda, pero abajo hay un río. Probablemente sea el mismo que el río del otro lado. Entonces pienso en el agua, y que tengo que volver a bajar. Pero quizá me confunda. Es un sitio húmedo, suele llover. Creo que ya sé para que me puede servir el plástico. Sigo caminando por la cima. En toda la subida, no he visto ni un árbol, ni nada con lo que pueda hacer una trampa. No he visto animales, si no cuentas los insectos del suelo, y lo único de lo que puedo alimentarme y que esté a la vista es eso. Intento seguir buscando comida, ya que no me gustaría comer insectos, y sé que puedo comer otra clase de cosas.
Tengo sed, y veo que las nubes grisáceas vuelven a cubrir el cielo. Cojo unas cuantas rocas, dejando las esquinas del plástico más elevadas, y el centro hueco, para que el agua caiga allí, y mientras espero a que llueva intento preparar un refugio.
-¿Cómo preparo un refugio?-Digo en voz alta.
Intento recordar el puesto de refugios, pero con casi todo necesitabas un mínimo de materiales. Ahora recuerdo por que Blight dijo que si salíamos sin nada en las manos todo se complicaría.
Empieza a llover, y el plático empieza a tener agua sobre él. Pienso. Un plástico. ¿Podría servirme como refugio?
Cuando para de llover, el sol empieza a esconderse. Bebo el agua del plático, sabiendo que debería de hervirla antes, pero con este clima sería imposible hacer una fogata, además de que tampoco tengo madera.
Intento camuflar el plástico azul, para que no sea tan visible, con barro. El reultado es bueno, así que preparo mi refugio con varias piedras. Relleno la bolsa que contenía el plástico con hierba, para que pueda apoyar la cabeza ahí. Me cubro con el plástico. No es el mejor refugio, pero no creo que nadie por ahora suba a la montaña. Solo espero, que los profesionales se tomen la noche tranquila.
Me siento sola. Ahora mismo desearía que Wood estuviese junto a mí, abrazándome, diciendo que todo saldría bien, inentando tranquilizarme, protegiéndome... Lloro. Y no lo evito. Wood ha muerto, y me siento culpable de ello. Tal vez, si no hubiese matado a Leonnora, ahora mismo yo estaría muerta, y el vivo, intentando ganar los Juegos.
Me cuesta respirar con el plástico encima de la cara. Intento no hacer ruido, pero sigo llorando. A la hora en la que suena el himno, asomo la cabeza para ver a los tributos muertos, preparándome para ver la cara de Wood en el cielo. La primera que sale es Leonnora, del Distrito 2. Seguidos, aparecen Steven y Electra, del 3. De repente aparece Wood, y las lágrimas aparecen en mis ojos. Me sorprende que del 4, 5, y 6, no haya muerto nadie. Marco, el chico del 8 también ha muerto. Los dos del 9, Jared y Scarlett. Y por último, Sickle, el chico del 11, y Wendy, la chica del 12. Aparece el sello del capitolio y todo queda en silencio.
Sé que no dormiré mucho, pero el cansancio me puede, y me duermo con un único pensamiento: Quiero volver a casa. Tengo que ganar, por mí, por Paul, por mi familia, por Wood.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ahora podeis comentar :